La historia de una televisión libre

LAS TELEVISORAS ALTERNATIVAS Y COMUNITARIAS

por Miguel Mirra y Cecilia Fernández

Criminalizadas y estigmatizadas por ser experiencias “ilegales”, “piratas” y “clandestinas”, las televisiones alternativas, ejercitaron una práctica comunicacional que cuestionó la privatización del espectro radioeléctrico y el modelo unidireccional de la televisión de masa-comercial y estatal –dice María Cecilia Fernández, en un artículo de 2006.
Hoy, luego del agotamiento de aquel fenómeno y bajo un contexto socio-político distinto, pero igual en materia de política comunicacional, surgen proyectos de televisión que desafían, una vez más, el poder de crear canales autogestionados por colectivos sociales que apuestan al uso alternativo de los medios técnicos para poner al aire sus propias imágenes audiovisuales.
La utopía del canal 4 que transmitió durante siete años en la Ciudad de Buenos Aires, se reactualiza con las experiencias de La Comunitaria Tv de Claypole y TV Libre de La Matanza. Imágenes de baja potencia Hacia fines de los años ‘80 proliferaron por todo el territorio nacional unas 3000 emisoras radiales y se crearon en Buenos Aires los primeros canales de televisión de baja potencia. Canal 4 de Alejandro Korn, Guernica, Avellaneda y Canal 5 de Lanús, Moreno, Tigre, Ciudadela, Morón, Adrogué, Villa Lugano y Castelar compartían un transmisor casero de 4 vatios y ejercitaban el derecho al uso de frecuencias en la banda VHF (del canal 2 al 13) que, sin autorización, ampliaban y democratizaban desde abajo el poder de la emisión.
La mayoría de estas experiencias fueron criminalizadas por parte del COMFER y la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), sufriendo persecuciones, decomisos y allanamientos al no obtener jamás las licencias que dichos entes exigían -y a la vez nunca otorgaron- además, de la discriminación legal actual -vigencia de la ley de radiodifusión 22.285 promulgada en la última dictadura militar- que niega la posibilidad de crear medios cooperativos y/o sociales, sin fines comerciales.
El fenómeno televisivo de baja potencia surgió con la vuelta a la democracia siendo parte de un proceso de transformación político-social en la sociedad argentina. El imaginario colectivo reclamaba el uso de los medios para la creación de otro tipo de comunicación: participativa y democrática.
En la investigación reciente, Una historia de espectros..., Natalia Vinelli, recoge las trayectorias de dichas experiencias y sus condiciones de producción ligadas “...por un lado, al reclamo social de democratización de las comunicaciones y la voluntad de construcción de nuevos espacios de participación; y por el otro, al largo proceso de centralización del poder de emisión originado en las políticas de los sucesivos gobiernos democráticos...” ; también cabe destacar el bajo costo de algunos equipos que posibilitó el uso de medios personales, por ejemplo el caso de la videocámara analógica, hoy digital.
Por lo tanto, la historia de las otras televisiones se remonta a la experimentación que hace un grupo de radialistas de las tecnologías audiovisuales, a lo largo de tres años, para la autoconstrucción de un transmisor de bajo costo: “Fue casi como una cuestión especulativa: si podemos armar un transmisor de radio, ¿por qué no vamos a poder armar un transmisor de televisión?”, cuenta Ricardo Leguizamón, uno de los técnicos-vecinos que fundaron en 1987 la primera televisión comunitaria, Canal 4 de Alejandro Korn.
La experiencia viral se expandió a otras ciudades del interior del país, alcanzando su punto máximo hacia 1992 dando vida a 250 canales nucleados en la Asociación Argentina de Teledifusoras Comunitarias (AATECO). La estrategia del movimiento era no sólo la creación de una nueva ley de radiodifusión, sino el reclamo legítimo de licencias -por servicio complementario- y la exigencia de la libertad de expresión que emanaban del artículo 14 de la Constitución Nacional y de los pactos internacionales firmados por la Argentina: la Convención Americana de DDHH y el Convenio de Nairobi.
El movimiento era muy heterogéneo, lo constituían desde emprendimientos comerciales hasta proyectos políticos clientelares, pasando por experiencias sociales de autoorganización vecinal con metas en lo comunitario y/o en el uso experimental del soporte.
Claramente, dichos proyectos televisivos representaban diferentes tradiciones y tendencias políticas, situación que terminó, de una parte, en procesos de institucionalización, cooptación por parte del aparato político tradicional y comercialización y de otra parte, en proyectos políticos autónomos donde el eje estaba puesto en el rol social y comunitario que asumía la televisión alternativa o comunitaria para vecinos/as del barrio.
Canal 4 Utopía en el aire
El canal 4 Utopía de Capital Federal fue una de las experiencias más representativas de la tendencia comunitaria del fenómeno de las televisiones de baja potencia. El proyecto se mantuvo al aire durante siete años entre 1992 y 1999, pasando por varias sedes de transmisión, infinidad de persecuciones, 14 allanamientos con decomisos de equipos y un constante reflujo de vecinos/as y colectivos de personas que participaron diariamente en la producción y emisión de cada salida al aire, desafiando permanentemente a los entes reguladores, pero contando con un apoyo barrial que legitimó la experiencia como propia.
En el origen de este proyecto televisivo estaba la experiencia en el Brasil vivida por su fundador, Fabián Moyano en la legendaria TV Viva.
Inspirado en aquella experiencia y con el deseo de continuarla, Fabián, junto a un grupo de compañeros, entre los que estaban el documentalista Miguel Mirra y varios miembros del Frente de Artistas del Mas, hizo una primer experiencia en Fuerte Apache y luego dieron vida al Canal 4 de Ciudadela en 1988.
En una experiencia posterior, y después de ejercitar un canal ambulante, Fabián se asienta definitivamente en el barrio de Caballito consolidando Canal 4 Utopía. El área de cobertura cubría Parque Chacabuco, Mataderos, Liniers, Devoto –incluyendo como televidentes participantes a los presidiarios de la cárcel- y parte de la zona oeste del conurbano bonaerense de La Matanza y Morón.
Lo comunitario de Utopía residió en un tipo de organización abierta y participativa al barrio donde la toma de decisiones, el uso de los aparatos y las temáticas abordadas en la programación intentaban diluir la relación –históricamente asimétricas- entre productor y receptor de la comunicación. El sujeto de la comunicación ya no consumía el espectáculo hecho mercancía, sino que era parte del juego suntuoso y festivo entre producción, gestión y disfrute de la programación.
Y si bien siempre hubo un grupo de gestión, las asambleas y las llamadas telefónicas –sin censura- constituían las herramientas más democráticas de acceso a la participación en el canal. El contenido de la programación reflejaba y se identificaba con los gustos estéticos y temáticos de quienes hacían y participan en el canal.
El noticiero era “lo primordial”, porque mostraba lo que estaba pasando pero, en general, la programación quedaba librada al placer de quienes hacían y miraban
El final de Utopía llegó en 1999 cuando luego del fallecimiento de Fabián Moyano –quien tenía el saber técnico- se dio un proceso de agotamiento del proyecto colectivo. El tiro de gracia lo dio la CNC cuando secuestró el último transmisor de Utopía, no pudiendo volver jamás al aire.
La Comunitaria TV de Claypole
En los inicios del 2003, en el barrio Don Orione de Claypole tres organizaciones sociales – el Galpón Cultural, el MTD de Claypole y vecinos autoconvocados 20 de diciembre- se lanzaron a la aventura de crear un canal comunitario. “Tenemos pensado hacer un canal de la comunidad con señal de aire para que después sea tomado por los vecinos organizados y no organizados” nos cuenta Rodolfo, uno de los integrantes del proyecto.
Desde el colectivo periodístico Abriendo Caminos dichas organizaciones crearon un espacio de prensa en común a partir del cual articulan una política comunicacional en conjunto. Boletines informativos, programas en radios locales, emisiones especiales de radio abierta, la conformación de grupos de video y el proyecto de la televisión comunitaria son las herramientas comunicaciones a través de las cuales intentan “fortalecer los lazos solidarios entre la comunidad, mejor la comunicación entre los vecinos, y fomentar la participación popular en dichos medios”, expresan nuevamente Rodolfo.
Gracias a la propuesta, la primera transmisión se realizó en una actividad cultural al aire libre el 24 de marzo del 2003 en repudio a la última dictadura militar. Luego con el apoyo del Grupo de arte callejero (GAC) trabajaron en la producción de la imagen de la televisión (logo, spots, separadores, y animaciones) y con la capacitación de Cine Insurgente y un curso en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo se formaron en manejo de cámara, edición y producción audiovisual.
“Nuestro objetivo es montar un canal de televisión en un proceso de desarrollo y aprendizaje colectivo, con la participación de todo aquel que esté interesado en compartir el trabajo con nosotros,” decía Rodolfo.
Hacia 2006 contaban con una isla de edición, un reproductor de dvd, la cámara de un vecino, la torre y la donación de una antena y en las semanas sucesivas obtendrán un transmisor propio. La televisión al ser un proyecto estrictamente autónomo y de carácter social no tiene la intención de generar ningún tipo de negocio económico, ni tampoco depender de subsidios estatales. La forma de financiamiento, si bien aspira a la autogestión, hasta ahora lo han hecho mediante aportes individuales, ayuda solidaria, venta de dvd de las producciones audiovisuales y mucho trabajo voluntario.
Han realizado las primeras cinco transmisiones. El contenido de la programación ha sido variado y rico en recursos (spot, animación, documentales, publicidades gratuitas de emprendimientos vecinales, entrevistas y actividades en vivo). Cada emisión es dedicada a un derecho social básico: educación, salud, trabajo, vivienda y comunicación, de acuerdo a lo que las organizaciones sociales consideran pertinente como problemática a desarrollar en su comunidad y frente a las necesidades vecinales.
Uno de los próximos pasos de La Comunitaria Tv es poder desarrollar talleres de capacitación y formación en video y fotografía, en primera instancia, con las personas que están actualmente dentro del proyecto, para luego poder transmitir dichos conocimientos y saberes técnicos a vecinos/as de la comunidad que quieran participar del canal.
TV Libre La Matanza
“El Movimiento de Documentalistas y el Movimiento de Trabajadores Desocupados -MTD- La Matanza tienen la satisfacción de comunicar que este 25 de mayo de 2005, en el barrio La Juanita, se realizará el lanzamiento y prueba piloto de audio y video del Canal 21 - TVLibre Televisora Comunitaria de La Matanza.” Este comunicado expresa, al igual que el resto de las experiencias, el deseo y la necesidad que tiene la comunidad de La Juanita en Matanza de ser sujeto activo en la producción comunicativa.
Inspirado en la experiencia de las televisiones comunitarias de Venezuela, y luego de dos años de capacitación y formación documental junto al Movimiento de Documentalistas, el MTD de La Matanza apostó a la construcción de un canal de aire público, democrático, libre y abierto a la comunidad vecinal.
"Queremos un canal de la comunidad y si la comunidad no lo toma, no habrá canal”, afirma convencido Jorge, integrante del MTD. Y si bien la idea inicial surge de la organización de trabajadores desocupados, la propuesta de un canal comunitario incluye la participación vecinal activa en la concreción de los programas. “La primera transmisión fue en circuito cerrado, pero si hay una comunidad que lo sostenga el canal va a ser abierto,” sostiene Vilma, quien forma parte del proyecto.
Inicialmente la programación incluirá entrevistas y coberturas de las noticias locales, pero apuestan a una “programación abierta a todos los que quieran tener un programa,” enfatiza nuevamente Jorge.
La Matanza hizo su primera emisión -en circuito cerrado- el 25 de mayo de 2006 invitando, ese mismo día y mediante una lista abierta, a los vecinos del barrio a sumarse a la producción y ejecución del futuro canal. La transmisión duró una hora, hubo documentales y un video realizado por miembros del MTD en un Taller coordinado por el Movimiento de Documentalistas. “La realidad que construimos”, narra la historia de la cooperativa La Juanita y los proyectos productivos que desarrollaran a través del Centro de Educación para la Formación de Cultura Comunitaria (CEFFOC).
El proyecto de la televisión comunitaria en Matanza recién comienza sus primeros pasos. Actualmente, con el apoyo del Movimiento de Documentalistas están desarrollando los talleres de capacitación para TVLibre –uso de cámara, guión y edición- con los/as vecinos/as que se fueron sumando a la propuesta el día de la emisión. Con respecto a la cuestión legal, se están asesorando para lograr un permiso oficial de emisión –situación prohibida por la actual ley de radiodifusión para proyectos cooperativos como el caso de La Juanita.
El proyecto es nuevamente utópico y ambicioso, pero como afirma Jorge, “la necesidad de comunicar existe y es muy grande...las radios en los barrios se llenan de programación en seguida, y es gente del barrio, entonces por qué no va haber gente para hacer una tele.”
En esta etapa surgieron experiencias como Agora TV y TV Piquetera y, más recientemente, el Canal 4 Darío y Maxi en Avellaneda. Pero también hay emprendimientos en Rosario, Córdoba y Mendoza, así como en varios puntos del Gran Buenos Aires, como el propuesto por el colectivo La Posta de la zona norte.
Y ahora…A partir del 20 de diciembre de 2008, nace Canal 22 – TVLibre de Buenos Aires– Caminar preguntando. Desde algún lugar de la selva marginal de Buenos Aires.

Pero esta historia, recién comienza.


LA EXPERIENCIA VENEZOLANA

por Miguel Mirra

La Lic. Gabriela González Fuentes[1], en su trabajo de investigación para la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela [2] sobre un canal de la televisión comunitaria de su país, arriba a resultados parecidos a los previstos por Isabel Hernández. La autora describe el trabajo de La Televisora Comunitaria del Oeste, Catia TVE, “que posee una señal que abarca una zona que concentra un número importante de los habitantes de la ciudad capital y que adolece de una problemática social de grandes magnitudes”.

Para ubicar al tipo de comunidad tomada como referencia para su investigación, la autora cita a Hopenhayn: "Estos nuevos movimientos sociales, tal como los sociólogos los han llamado, ocupan segmentos de informalidad, se desenvuelven a escala comunitaria o local, y se organizan en torno a estrategias colectivas de supervivencia o a nuevas formas de canalización de demandas. En su práctica conjugan diversas funciones tales como: la administración de la escasez, la movilización de energías sociales dispersas, la desjerarquización de las relaciones productivas, la construcción de identidad colectiva, la resolución socializada de necesidades básicas, la promoción de la participación comunitaria y la búsqueda de una democracia en los pequeños espacios (o democracia en lo cotidiano)".

Según cita la autora, para Hopenhayn[3] “no se trata de procesos aislados que se remiten exclusivamente a satisfacer una parcela determinada de las necesidades que surgen del entramado social, es decir, no es casual el surgimiento de equipos que desarrollen una lógica propia en función de cubrir sus necesidades, las cuales pueden ir desde la construcción de una legalidad y un sistema de justicia alternativo al estatal, hasta la constitución de una TV comunitaria que realice producciones audiovisuales propias como una estrategia de construcción de identidad”.

Los fundamentos y objetivos citados por Gabriela González Fuentes echan luz sobre la relación entre nuestra propuesta y la de la televisión comunitaria venezolana: “Entendiendo la comunicación no sólo como un derecho humano inalienable sino como un imperativo de la democracia; y la obra audiovisual, como un recurso expresivo extraordinario; la Televisora Comunitaria del Oeste se plantea como objetivo fundamental, que el 80% de su programación, sea producida por las comunidades populares; razón por cual, Catia TVE, tiene dos vertientes de trabajo, una dirigida a establecer fuertes vínculos con la comunidad a través de la capacitación en el área de la producción audiovisual, vertiente que garantiza, una programación comunitaria permanente y su acercamiento creador a la obra audiovisual; la otra vertiente, está dirigida a instalar y consolidar la infraestructura técnica y operativa que permite la transmisión de esta programación a toda la comunidad del oeste”[4]

Para ello han desarrollado talleres de formación que se han caracterizado por brindar las herramientas teóricas metodológicas necesarias para que los colectivos pertenecientes a los distintos sectores de la comunidad se conformen y consoliden en equipos autónomos de producción audiovisual, que permitan a los individuos y equipos comunitarios organizados, realizar producciones audiovisuales vinculadas con sus procesos y necesidades. Es importante señalar –dice la autora- que “... el video les ha permitido a cada uno de los participantes pasar de pronto, del rol de consumidores pasivos de la información al de productores altamente participativos”[5]

Así, los talleres de formación organizados por la Televisora Comunitaria del Oeste buscan consolidar Equipos Comunitarios de Producción Audiovisual Independientes, en los cuales los participantes, luego de haber adquirido los conocimientos básicos para producir en video, pueden trabajar de forma autónoma “... decidiendo no sólo sobre cual o tal tema quieren producir, sino que pueden inventar cotidianamente desde qué estética quieren hablar, puesto que este equipo considera que los realizadores comunitarios no sólo tienen muchas cosas que decir, sino que cuentan con un sin número de vivencias, por demás únicas y especiales, capaces no sólo de producir historias nuevas, sino de crear nuevos lenguajes para contarlas”[6]

Los talleres de formación de Catia TVE se dictan a los miembros de las comunidades con el propósito de que éstos obtengan un alto nivel de capacitación en el área audiovisual, y lograr de esta forma, “... que por primera vez las comunidades populares tengan acceso a la producción de los discursos audiovisuales y puedan convertirse en autoras y protagonistas de su propia historia.”[7] En un sentido más práctico, es importante señalar que los talleres de formación audiovisual tienen una extensión aproximada de cinco meses, durante los cuales los participantes adquieren las nociones fundamentales de la producción audiovisual, lo cual implica desde la creación del guión hasta el manejo de los equipos técnicos. El taller concluye con la elaboración, en formato digital, de un cortometraje y de un programa para televisión, los cuales son transmitidos y difundidos a través de la señal de Catia TVE.

No se trata, como es evidente de un grupo de intelectuales que posee los medios para emitir una señal televisiva y que decide cuándo y dónde emitir ofreciéndosela al movimiento social desde afuera, sino que es el propio movimiento social el que produce y emite. No hay tampoco en esta experiencia la idea de producir una señal al sólo efecto propagandístico útil al grupo poseedor del medio de emisión. En este sentido, remarca la autora venezolana: “Cada uno de los productores independientes es responsable del mensaje que produce, y no la Televisora, puesto que la televisora, al igual que el teléfono, es el medio por el que circula el mensaje, pero quien lo produce, es quien habla, y en este caso los que tienen la palabra son los productores independientes y no la televisora”[8]

[1] Gabriela González Fuentes: investigadora y comunicadora venezolana.
[2] Gabriela González Fuentes, Catia Tve, revisión a una experiencia local de producción audiovisual en el marco de la globalización
[3] Hopenhayn: investigador y comunicador chileno
[4] Gabriela González Fuentes, Catia Tve, revisión a una...
[5] Gabriela González Fuentes, Catia Tve, revisión a una experiencia local de producción audiovisual en el marco de la globalización
[6] Idem
[7] Idem
[8] Idem